miércoles, junio 30, 2010

DON ROBERTO

Lo conocí siendo muy chico. Sabía (o lo supe después) que era muy amigo de mi abuelo. En las hilachas de memoria que quedan de aquel tiempo, veo a un hombre imponente, de voz profunda, cabello lacio negro, tez blanca y un mechón que caía por inercia sobre su frente. Un hombre duro, pero poseedor de la más infinita de las ternuras. Eso sí: imponía respeto. Nunca escuché que lo llamaran más que como “Don Roberto”. De pocas palabras, decía siempre lo justo, como un buen criollo por más ancestros irlandeses que tuviera. Lo vi por vez primera en Córdoba, aunque, por la amistad con mi abuelo, las familias se fundieran para formar una sola aquí, en Venado Tuerto. Se habían conocido –él y mi abuelo materno- por ser ferroviarios. Y nunca más se separaron hasta su mudanza a Córdoba. En mi mente sobrevive aquella quietud serrana de las vacaciones en su casa. En esa época la diversión no existía y era un completo rélax sentarse en la vereda y ver la puesta. Durante el día no quedaba otra cosa que ir a un potrero cercano y ver un picado de fútbol que se armaba entre los chicos y muchachones del lugar. Precisamente en uno de esos partidos estábamos mis padres, Don Roberto y yo, esperando que se hiciera la hora del almuerzo. E l griterío de quienes jugaban, la suave brisa de la mañana casi nublada y mi inocente deseo de entrar a pegarle aunque más no fuera un empujón a la improvisada pelota cuando era notorio que –sostenido por los brazos de mi madre- lo único que podía hacer era agitar mis piernas que apenas rozaban el suelo con desesperación, hicieron que aquello se oyera como un susurro: “La puta madre que lo reparió”. Después, con los años, mi vieja me aseguró que Don Roberto Boggan estaba llorando.



© Juan José Mestre

martes, junio 29, 2010

ALQUIMIA

los ojos de Merlín
desorbitados

ante una mirada
tan gris

que semejaba
el oro junto
a la panacea

(reacio brebaje
que nada servía
a la eternidad

ni a la purificación
cada vez más distante)





© Juan José Mestre

lunes, junio 28, 2010

MOLINO ROJO

Muchas veces nos encontramos ante situaciones imprevistas. Esto no es ninguna novedad: la vida está repleta de ellas. Claro que me tocó vivir allá por el ’75 fue muy especial. Después de mucho esfuerzo para reunir el dinero, discutir hasta el hartazgo con un curso dividido por niñerías en un país que se desangraba, logramos llegar a un acuerdo para hacer nuestro viaje de egresados a Villa Carlos Paz. Estando ya instalados y dispuestos a pasar una semana de diversión en las sierras cordobesas, la segunda noche desembarcamos en el boliche bailable “Molino Rojo”. Ni bien entramos y sin decir agua va, un tipo se quiso levantar a mi vieja que, a la sazón, tendría unos cuarenta y tantos años y estaba con el cabello de un muy sentador color champaña. Este suceso le valió siete días de bromas, cantitos y chanzas por parte de todos nosotros. Pero no quiero irme del hilo conductor del relato. Como decía, entramos al lugar vírgenes de todo conocimiento sobre el mismo. Un largo pasillo que cada se hacía más oscuro, desembocaba en las instalaciones propiamente dichas; envueltas en una oscuridad casi absoluta, iluminada con luz negra y mesas en diferentes niveles con veladores intermitentes por un momento y enloquecidos por otros, más el humo y la gente y la música y el vértigo y la música y las luces y la oscuridad y yo qué sé qué más, hicieron que desembocara en plena pista de baile. En ese preciso instante hubo un apagón total y yo quedé con la casi nula referencia de algún que otro cigarrillo en manos y bocas de los bailantes. Con esa perspectiva, miro hacia adelante y alcanzo a adivinar una escalera que, me apresuré a deducir, desembocaba en el nivel superior. Con el mismo envión que traía, comencé a subir dicho elemento: con alguna dificultad que atribuí a la suela casi sin gastar de mis flamantes zapatos charolados, estuve más o menos en la mitad de la subida. Fue ahí que levanté la vista y me percaté de la irremisible verdad. Un bulto venía hacia mí con la velocidad de un bólido. Mi mente elaboró la imagen en un microsegundo: “¡¡¡tobogán!!!” “¡¡¡Cuidado abajo!!!”, gritó el bulto y la conciencia hizo que cayera en un resbalón seco y perpetuo. También, lo que Newton jamás podría explicar: cómo se viola la ley de gravedad en tales condiciones. Salí indemne gracias a los brazos siempre atentos de un compañero. Salí de la pista con la dignidad casi intacta. Fin de la historia. La noche terminó tranquila en aquel fresco amanecer de septiembre.


© Juan José Mestre

viernes, junio 25, 2010

EL ABISMO

Desde el más profundo de los abismos surge la crispación que me aferra a la vida. Desde el más profundo de los abismos surge la quietud que me mantiene allí, insomne y desvalido. La dicotomía interior llueve sobre la hierba y la reseca; un cordel que asfixia y que libera, dos extremos que unen la desazón con esta rebeldía inacabada. El abismo me atrapa o me redime. El ensueño no tiene entidad en esta encrucijada.





© Juan José Mestre

jueves, junio 24, 2010

LA VIDA

la vida tiende
esas trampas:
de pronto cae en el olvido
y súbitamente florece
con luces y espectros

unos y otros
ocurren
en el perfume del tiempo
con lavandas y serrín.



© Juan José Mestre

miércoles, junio 23, 2010

LA MARIPOSA

Sí, es posible. todo es posible; y en el cálculo de probalidades es todavía más posible. Aún más: si tomamos al universo como una ecuación perfecta, la fórmula del caos es a mi imagen lo que una semejanza sería igual a un agujero de antimateria. Varios universos paralelos. Similitudes y contrastes. Moléculas que chocan y mutan. El deteerminismo como constante de la variable. El sol sale cada día y el simple aleteo de una mariposa puede cambiar el mundo. Eso es la poesía: una gota de rocío que cambia en forma incierta el brillo de la rosa.





© Juan José Mestre

lunes, junio 21, 2010

INVIERNO

INVIERNO


Qué rareza
consabida
la de este invierno
que comenzó
hace mucho
pero
no se lo
permitimos
decir
hasta hoy
por aquello
de las benditas
convenciones



© Juan José Mestre

sábado, junio 19, 2010

SÁBADO

Devenir del gris en el crepúsculo matutino, el sábado nos deja sus primeros acordes acallados; un sueño lento comienza a despertar. No hay tanta prisa a estas horas. Sólo alguna que otra cosa llama nuestra atención soñolienta de desidias y sorpresas. Nada es tan importante en la visión anodina que propone la desnudez de la mente por ahora. Ya el día se encargará de definir disonancias y armonías.




© Juan José Mestre

viernes, junio 18, 2010

INTERLUDIO

A veces, la llovizna y la noche se confunden en las horas del alba. Y la figura intrigante y sometida de los árboles es una invitación de invierno.Paradoja unívoca, su desnudez nos indica el estoicismo de sus dormidas ramas. No hay hojas secas ya, salvo las que se gastan lentamente en las aceras y las que se pudren con la humedad gélida de un invierno que se planta ante nosotros. ¿Y nosotros? Somos nada más que figuras arrachadas buscando la calidez de una mano o un abrazo.





© Juan José Mestre

martes, junio 15, 2010

INCIERTO

junio,
con su rémora insidiosa
de tules y lugares consabidos
va lentamente hacia los límiites
de un sendero trunco en el solsticio

y la historia se repite imperturbable



© Juan José Mestre

lunes, junio 14, 2010

LA LLUVIA, EL TRUENO

La lluvia de pronto se convierte en trueno
la lluvia de pronto es un susurro
un verbo inacabado entre dos nubes
la muerte se debate
en la pantanosa desidia de la niebla
la niebla es sólo un fantasma
que acaricia el carmesí
de la rosa distraída


© Juan José Mestre

viernes, junio 11, 2010

ROMANCE PERDIDO

es la templanza del Tiempo
aquella glosa que escribíamos
cuando todavía sobraba algún
retoño con el amor puro

y la noche jugaba su canción de grillos
-o elegía o grito redentor de de sueños-
entre los sarmientos

y ese vino que se sabía resguardar
en el silencio cómplce
de lo prohibido



© Juan José Mestre

jueves, junio 10, 2010

MUDEZ

la mirada triste
se acongojó aún más
con el gris del cielo.

las lágrimas
cayeron secas
en la tierra helada

y no hubo remedio
ni para el cielo
ni para el llanto


© Juan José Mestre

miércoles, junio 09, 2010

LA INERCIA

LA INERCIA


inercia
la costumbre
de seguir lo
acostumbrado
sin pensar
como un dogma
que cierra nuestros
ojos y Calderón
que proclama
la vida es sueño



© Juan José Mestre

martes, junio 08, 2010

EL MURMULLO

Todo aparece como un amarillo anaranjado en este amanecer. El frío le da más brillo. es un cielo bello, como siempre es el cielo. Los gorriones todavía no se escuchan. Aún no es su tiempo. Pero hay un resplandor que presagia un buen día. Unas pocas nubes agregan su tonos plateados. El murmullo del pueblo hace como que despierta. Los autos pasan con premura. Es algo que no puede evitarse. Con todo lo extraordinario que pueda pasar, no escaparemos de una rutina que pesa como siempre, cuando se refleja un lago quieto en el Sol horizontal de estas horas.


© Juan José Mestre

lunes, junio 07, 2010

EL CELATGE (Traducción: Pere Besso i González)

EL CELATGE



hui
el vol
crepuscular
dels ànecs
és tan sols
una fletxa
rogenca
contrastant
el plumbi
celatge
d'un juny
que llostrejà
de sobte

LA ESENCIA

El dolor es intenso. Punzante, se hunde en el vientre buscando un paisaje vacío, pleno de angustias, denso nubarrrón que semeja una pústula sin vida y sangrante. la vista se obnubila y el pulso se acelera en la otredad del cromo. Sudor blanco. Compartiendo una vaga mirada sin retorno, la soledad busca una víscera y la somete al último ultraje. A nadie le importa. Ni siquiera a mí, que soy un espectro retorcido por el fuego, la última hilacha de un tejido muerto, insano despojo de mis propios demonios y de mis propias sombras inválidas. Nada es lo que piensan. No sufro. Nadie sufre cuando se ha encontrado con un espejo sin reflejo.



© Juan José Mestre

sábado, junio 05, 2010

EL CELAJE

hoy
el vuelo
crepuscular
de los patos
no es más
que una flecha
rojiza
contrastando
el plúmbeo
celaje
de un junio
que amaneció
de pronto



© Juan José Mestre

viernes, junio 04, 2010

¡PASEN Y COMPREN!

Con un crayón
haré un trazo
en el cielo

para ensamblar los confines
del día y forjar un cofre
con todos los azules

un atado de utopías
para venderlo

por treinta centavos
de la única moneda
que no existe.




© Juan José Mestre

jueves, junio 03, 2010

PERSPECTIVAS

Que cada uno tiene su escala de valores no es novedad. Ahora bien: ¿hasta dónde es posible que lleguen esas diferentes valoraciones teniendo en cuenta el origen de las personas, su entorno cultural y social, grado de educación, mayor o menor calidad de vida, inclusión o exclusión socioeconómica y otros aspectos que quizás se me escapen? Debe haber un parámetro que nos iguale en algún punto a la hora de decir “esto es malo, esto no lo es” o “esto es peor que aquello”, algo que nos permita saber que estamos entre personas de bien aun cuando tengamos valoraciones disímiles de un mismo hecho. No es lo mismo que a alguien le digan que un familiar cercano puede llegar a padecer una grave enfermedad y no inmutarse y que, esa misma persona, rompa en llanto porque le robaron la moto. No se trata de hacer un estudio psicológico o social de esa persona, porque –ya se ha dicho- estamos hablando de gente de bien y no importa aquí si es humilde o adinerada. La cuestión pasa por otro lado: tal vez tenga que ver con el mensaje que esa persona recibió de su entorno y de la sociedad toda al momento de moldearse como tal. Si para mí la escala de valores es inversa, no implica que sea mejor o peor. Sólo marca una perspectiva distinta para ver los hechos. ¿Y los valores? Sieguen allí, en el plano del deber ser, inmanentes, constantes pero irrealizados.


© Juan José Mestre

miércoles, junio 02, 2010

AUSTRAL

Suspendido
un estambre
de sol en la
gélida mueca
del viento
sube remiso
el azul por
las cornisas




© Juan José Mestre

martes, junio 01, 2010

ZODIACAL

Dos segmentos confirman
el círculo etéreo del sol
en la mañana.

Nadie puede confirmarlo,
mas el vuelo del gorrión
se hace perpendicular

a la última línea en sesgo
de la flecha que lanza el centauro
y rasga al vellocino

precisamente
en los confines de la primera
de las doce casas.




© Juan José Mestre